EL SECRETO DE SUS OJOS
Recomendar una película, un libro, o cualquier otra obra artística, es un riesgo placentero y asumible cuando uno está convencido de lo hace. En los últimos meses sólo me he sentido seguro aconsejando “El Secreto de sus Ojos”, la última película del director argentino Juan José Campanella. Antes de este film, yo siempre tomaba mis precauciones a la hora de recomendar una película suya, y sólo lo hacía cuando mi interlocutor acreditaba su gusto por este tipo de cine de diálogos rápidos y acciones lentas, algo así como el cine que escribiría Woody Allen si fuera italiano... Con “El Secreto de sus Ojos” todos mis temores se han disipado, mis prejuicios se han desecho. La recomiendo de forma indiscriminada y masiva. Que haya ganado el Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa es una anécdota que me reafirma en mi convicción.
“El Secreto de sus Ojos” está basada en una novela del también argentino Eduardo Sacheri, uno de esos autores contemporáneos que, muy entrenados en el relato corto, acaban siendo incluidos en las lecturas recomendadas en los institutos de secundaria por su buen olfato para tratar temas populares ofreciendo un lenguaje moderno pero de calidad en su escritura, estimulando así a los más jóvenes en la lectura.
En el año 2005 Sacheri da el salto a la novela con “La pregunta de sus ojos”, en la que vuelca los ecos de su experiencia laboral en los juzgados de Buenos Aires y construye una ficción con el telón de fondo de la pre-dictadura, añadiéndole a la trama criminal la muy argentina emotividad de un amor secreto.
La mezcla es una novela narrada desde dos puntos de vista que se van intercalando: la historia de amor se ilustra viendo como el protagonista intenta escribir su primera novela como excusa, confesión y regalo a su amada, mientras que la historia criminal se desarrolla en la novela que éste intenta escribir. El juego del punto de vista es continuo y ambas tramas corren en paralelo, en secuencias cronológicas distintas e independientes, hasta unirse al final del relato.
Juan José Campanella y el propio autor -como coguionista-, conscientes tanto del potencial emocional de ambas historias como de la necesidad de condensarlo todo en un solo film de dos horas, deciden respetar la estructura de dos tiempos de la novela, simplificando la línea temporal para no marear al espectador con muchas fechas, pero insertando el personaje de la amada también como otra protagonista más de la trama criminal. En literatura, se explican los sentimientos y pensamientos mediante palabras. En cine, se explican mediante acciones y expresiones físicas. Por tanto el personaje femenino, además de estar (como en la novela), tiene que actuar, y que mejor manera que incorporándola a la trama. La maestría con la que Campanella adapta esa compleja trama de investigación, en forma de diálogos, y la funde con una historia de amor (que de hecho son dos), en forma de miradas, roza la perfección. Esa doble lectura (palabra y gesto) que el espectador disfruta, aderezada de geniales momentos de tensión propia del thriller americano y de un humor de origen cien por cien latino.
Si a un guión de esa entidad se le añade una trabajo visual valiente y con momentos verdaderamente virtuosos (véase la escena del estadio de futbol, que no está en la novela) y un reparto prácticamente perfecto que desprende verdad en cada escena, lo inevitable es rendirse a un film que ya es, para mí, un clásico. La novela es buena; la película es casi inmejorable. Escojan ustedes por donde empiezan.
Artículo publicado en la revista FULL TÀNIT (nº5, Primavera 2010) editada por Forum Cultural Gaspar de Preses.
“El Secreto de sus Ojos” está basada en una novela del también argentino Eduardo Sacheri, uno de esos autores contemporáneos que, muy entrenados en el relato corto, acaban siendo incluidos en las lecturas recomendadas en los institutos de secundaria por su buen olfato para tratar temas populares ofreciendo un lenguaje moderno pero de calidad en su escritura, estimulando así a los más jóvenes en la lectura.
En el año 2005 Sacheri da el salto a la novela con “La pregunta de sus ojos”, en la que vuelca los ecos de su experiencia laboral en los juzgados de Buenos Aires y construye una ficción con el telón de fondo de la pre-dictadura, añadiéndole a la trama criminal la muy argentina emotividad de un amor secreto.
La mezcla es una novela narrada desde dos puntos de vista que se van intercalando: la historia de amor se ilustra viendo como el protagonista intenta escribir su primera novela como excusa, confesión y regalo a su amada, mientras que la historia criminal se desarrolla en la novela que éste intenta escribir. El juego del punto de vista es continuo y ambas tramas corren en paralelo, en secuencias cronológicas distintas e independientes, hasta unirse al final del relato.
Juan José Campanella y el propio autor -como coguionista-, conscientes tanto del potencial emocional de ambas historias como de la necesidad de condensarlo todo en un solo film de dos horas, deciden respetar la estructura de dos tiempos de la novela, simplificando la línea temporal para no marear al espectador con muchas fechas, pero insertando el personaje de la amada también como otra protagonista más de la trama criminal. En literatura, se explican los sentimientos y pensamientos mediante palabras. En cine, se explican mediante acciones y expresiones físicas. Por tanto el personaje femenino, además de estar (como en la novela), tiene que actuar, y que mejor manera que incorporándola a la trama. La maestría con la que Campanella adapta esa compleja trama de investigación, en forma de diálogos, y la funde con una historia de amor (que de hecho son dos), en forma de miradas, roza la perfección. Esa doble lectura (palabra y gesto) que el espectador disfruta, aderezada de geniales momentos de tensión propia del thriller americano y de un humor de origen cien por cien latino.
Si a un guión de esa entidad se le añade una trabajo visual valiente y con momentos verdaderamente virtuosos (véase la escena del estadio de futbol, que no está en la novela) y un reparto prácticamente perfecto que desprende verdad en cada escena, lo inevitable es rendirse a un film que ya es, para mí, un clásico. La novela es buena; la película es casi inmejorable. Escojan ustedes por donde empiezan.
Artículo publicado en la revista FULL TÀNIT (nº5, Primavera 2010) editada por Forum Cultural Gaspar de Preses.
2 Comments:
Totalmente de acuerdo amigo Toni. La de Campanella es sin duda la película que más ha conseguido emocionarme en los últimos meses. Y lo del Oscar será anecdótico, pero ante dos peliculones como los de Haneke y Audiard, más cerebrales, creo que al final fue el corazón el que pudo, llevándose el director argentino el gato al agua.
Y de Campanella recomendaría una excelente serie ideada por él y maltratada (cómo no) por Telecinco, Vientos de agua.
Hola Toni. Acabo de verla otra vez. El título hace referencia a los ojos del asesino y no a los de ella, no? Ya que a él lo agarran a partir de ver que en las fotos no para de mirar a la que será su víctima. Acláramelo, porfa.
Por otro lado, hace poco estuve en Madrid y vi un musical en el que Javier Godino actuaba y, ya en la calle, me saludó junto al grupo con el que iba. BRRR!! Me sentí por un momento en el ascensor en el que Irene y Expósito se cagan vivos!
La verdad es que me gustó más la primera vez que la vi, pero hay que reconocer que el trenzar semejantes tramas está logrado.
Anima a comentar a nuestra amiga Laura, que creo recordar que encontraba la peli un poco tramposa y con recursos.
En fin. Un abrazo, compañero.
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